Imagen 1: La Señora Nuria Navarro Diaz
La Señora Maria Nuria
Navarro estudió un grado en Matemáticas Aplicadas en la Universidad Complutense
de Madrid. Además de ser una gran madre, tutora y una fiel consejera, ha sido
siempre mi profesora particular de matemáticas. Lo que más me llama la atención
de su persona es su curiosidad, su deseo de aprendizaje y su amor hacia las
matemáticas, algo poco común en los jóvenes de hoy en día. Esta tarde os invito
a leer una parte de la entrevista que he decidido hacerle a Nuria Navarro.
Espero que os sirva como ejemplo de motivación para que os dediquéis hoy y
siempre a lo que realmente os apasiona.
Entrevistadora: Eva Maria Carreras Navarro
Invitada entrevistada: Maria Nuria Navarro Diaz
Eva Maria
Carreras Navarro: En su
momento, ¿qué le incentivó a estudiar la carrera de Matemáticas Aplicadas?
Maria Nuria Navarro Diaz: Desde que era una niña,
me apasionaban las matemáticas -quizá porque me iban muy bien en el cole y, al
contrario de otras asignaturas, no había que aprenderse todo de memoria- y por
eso no tuve problemas a la hora de decidir qué carrera elegir: desde muy joven
ya sabía qué iba a estudiar de mayor. Empecé la carrera en Zaragoza (en
Pamplona no había en aquel entonces) pero allí sólo existía la rama de
matemática pura y por esa razón, y porque todavía me quedaba algo de cordura,
decidí pedir el traslado a la Universidad Complutense de Madrid para estudiar
matemática aplicada. Me especialicé en Investigación Operativa y así tuve la
magnífica oportunidad de, por ejemplo, introducirme en el manejo y la
programación de ordenadores, aunque en ese momento fuese con tarjetas
perforadas. ¡Ufff,
qué sudores!
Eva Carreras: Durante su carrera, ¿qué parte(rama) de las
matemáticas se le hizo más difícil de comprender y de estudiar? ¿Por qué?
Maria Nuria Navarro Diaz: La geometría y,
sobretodo, la probabilidad siempre me resultaron complicadas. Por un lado, mi
visión espacial deja mucho que desear -así me oriento de mal- y por otro, las
técnicas de conteo nunca se me dieron bien. Además, durante mi carrera suspendí
una sola asignatura, Topología de la recta real, y no fue por falta de estudio.
De hecho, creo que el profesor me aprobó por pena y porque había pedido el
traslado a Madrid. Buscarla en Internet y comprenderéis de qué os estoy
hablando.
Eva Carreras: Por el contrario, ¿cuál cree usted que es la rama
más entretenida de las matemáticas?
Maria Nuria Navarro Diaz: Sin duda alguna, el
álgebra y el cálculo son para mí las ramas más bonitas de las matemáticas:
funciones, ecuaciones, derivadas, integrales... ¿A que suenan bien??
Eva Carreras: ¿Cree usted que el estudio de las Matemáticas
desarrolla en los jóvenes competencias tales como la agilidad mental, el
pensamiento (matemático) y la resolución de problemas?
Maria Nuria Navarro Diaz: No tengo ninguna duda al
respecto. Cuando uno se enfrenta a un problema matemático, lo primero que debe
de hacer es entender, con claridad, lo que le están pidiendo y para ello
necesita pensar y, como no, dominar la lengua -no sólo las matemáticas!
Dibujar o visualizar el entramado es otra forma muy útil de comprender la
pregunta. Finalmente, hay que aplicar lo que uno sabe. La capacidad de
relacionar conceptos así como la capacidad de simplificación son también
fundamentales. En un examen, además, el tiempo está limitado así que la rapidez
de cálculo, de comprensión, de relación son factores esenciales (se consiguen
con la práctica) que ayudan a conseguir el objetivo deseado. Pienso que el
estudio de las matemáticas, con el rigor y la precisión que exigen, ayuda a
desarrollar todas esas habilidades y facilita su aplicación a todo tipo
de problemas.
Cuidado
con el uso excesivo de la calculadora, la agilidad mental es muy importante y
no siempre vamos a tener la maquinita a mano, jejeje.
Eva Carreras: Muchos jóvenes piensan que lo que aprenden en los
centros académicos tan solo les sirve para aprobar la asignatura. ¿Tiene algo
que comentar al respecto? ¿Algún consejo, en concreto, que quiera dar?
Maria Nuria Navarro Diaz: Yo pienso que el saber
no ocupa lugar y, por lo tanto, todo lo que se aprende es cultura y sirve,
aunque sólo sea para presumir. Es cierto que en la etapa estudiantil, todos nos
hemos preguntado para qué sirven algunas de las asignaturas que se estudian,
sobretodo las que no nos gustan. Frases como, "para qué quiero yo aprender
a calcular un porcentaje si voy a ser abogado?" ó "para qué me sirve
estudiar geografía si me voy a dedicar a la biotecnología?" nos las hemos
dicho todos, y la respuesta ahí está: el abogado necesita saber cuánto le va a
costar el pantalón que le encanta y que, en rebajas, tiene un 23% de descuento
y el biotecnólogo, por su lado, necesita
conocer dónde está Mozambique y qué cosechas se dan en ese país para poder
mejorar/optimizar los cultivos. Son sólo un par de ejemplos pero creo que
bastante ilustrativos. ¿Mi consejo? Puesto que el saber no ocupa lugar, intentemos
aprender lo más posible, esforzándonos al máximo y disfrutando también al
máximo.
“La sabiduría y la razón
hablan; la ignorancia y el error ladran.” Arturo Graf